Nos despertamos nuevos, la calefacción y la cama eran comodidades de rey para nosotros. Recogimos toda la ropa que lavamos que ya estaba casi seca. Almorzamos algo y rápidamente nos pusimos en marcha para encontrar los guantes.
Estuvimos toda la maña dando vueltas por diferentes tiendas hasta que al final Papanatas Bobus separo repentina mente en una tienda de material de construcción.
Aquí esta nuestra solución! me dijo que me esperara en la moto que ahora salía.
En 2 minutos salió con unos guantes, con todo el convencimiento del mundo me dijo: cortan el viento son impermeables y me han costado menos de 3€.
Mientras dejaba caer encima del asiento unos guantes negros de goma iguales que los de limpiar WC.
(Foto guants de goma)
Aquello era surrealista, aun que a la vez sabia que no era broma.
Nos subimos a la moto de nuevo y fuimos a la ultima tienda que nos quedaba por visitar. Allí no compramos mas guantes ya que valían 20€ o más. Compramos un pasamontañas porque una de la chaquetas que nos regalaron no tenia el gorro y por la noche se nos congelaba la cabeza.
Antes del medio día estábamos fuera de la capital circulando por una fantástica autopista nueva.
Fueron pasando los quilómetros y la carretera dejo paso a zonas en obras cada vez en un estado mas prematuro.
Esto fue aminorando nuestra marcha progresivamente hasta el punto de encontrar pistas sin asfaltar.
El sol empezó a bajar y con el las temperaturas lo siguieron, ya no podíamos ponernos más ropa de abrigo solo seguir avanzando con la idea que al llegar a Mongolia íbamos a estar más al Sur.
Conducimos incluso de noche buscando algún tipo de resguardado en la llanura la estepa era infinita y no tenia sentido circular más horas de noche por aquellas maltrechas carreteras.
Montamos la tienda dentro de la pequeña burbuja de luz que nos daba el foco de la moto, pero sin saberlo habíamos invadido al ser mas feroz y monstruoso de la estepa.
Ellos se encargaron de que nos confináramos rápidamente dentro de nuestra tienda.